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martes, 1 de diciembre de 2015

killarikocha El Maestro Nicanor



“Killaricocha, la maldición de la abundancia”. La única ambulancia del pueblo, no alcanzaba para llevar a los heridos hasta la posta médica de Killaricocha. En el segundo parque todavía se respiraba el humo de las bombas, mientras la multitud no sabía qué hacer, ni a dónde dirigirse. Doña Lucy, llegó a la posta malherida y su hija Anita, preocupada y esperanzada, buscó ayuda en Gustavo Sartori, pero éste, a diferencia de las otras veces, la trató con indiferencia, dejándola triste y confundida. Mientras tanto, el alcalde, estaba preocupado porque todo se le había salido de las manos. Una mina es como un soldado de plomo. Está ahí. Inerte. Invisible, como un asesino dormido. Para las Fuerzas Militares se ha convertido en la amenaza más difícil de derrotar.

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